Canarias occidental es un repertorio exclusivo de música tradicional canaria. Sin grandes figuraciones con el timple como instrumento solista. Trece piezas de: La Palma, El Hierro, La Gomera y Tenerife.
Es un viaje que comienza con una jota, proveniente de gran parte de la geografía de España, como por ejemplo: Aragón, Valencia, La Rioja o Navarra entre otras ciudades, y que en las islas, es muy peculiar encontrarnos con la isa, derivada de esta danza y canto extendido en la península ibérica.
Seguidamente nos encontramos con un pasacatre, que llega a Canarias en el siglo XIX de un país vecino: Francia.
Nos vamos para la 'isla bonita', La Palma, con un romance muy popular, la danza del trigo:
"Cho Juan Pereñal tiene un arenal
un grano de trigo lo quiere sembrar
lo siembra en la cumbre lo coge en la mar."
El Hierro es nuestro siguiente destino con el baile del santo, afectada por la erupción volcánica submarina al sur de La Restinga, revive la isla, cuando sus habitantes escuchan la voz de la propia Valentina “la de Sabinosa”.
En quinto lugar aparecen los aires de lima. Aunque sobresalen en los municipios de Gran Canaria, nos hemos enamorado de los de La Palma. Antiguamente, la letra era improvisada y destacaban las porfías picarescas entre campesinos:
"Tú no te metas conmigo
que yo también soy capaz
de decirte cuatro cosas
que no vas a cantar más."
Y no todo va de danzas y bailes. Hay historias para no dormir. Como por ejemplo en La Gomera, donde la Leyenda cuenta que Gara y Jonay, dos jóvenes aborígenes, enamorados, terminan suicidándose juntos en el Alto del Garajonay.
Pero el amor en Canarias occidental sigue adelante, con una balada de Braulio, recorriendo pueblos, dice así:
"Tenerife, Tenerife,
desde Teno a Taganana
desde Abona a Garachico.
Fui naciendo en la distanciaarropado de nostalgia,
la canción que hoy te dedico."
Pocos actos son tan entretenidos y amigables como los que se celebran cada cinco años en La Palma, correspondiendo a la Bajada de La Virgen de Las Nieves. Al son de la polca: Danza de los enanos.
De las cortes europeas, añadimos una berlina instrumental, como se hacían en los bailes de cuerdas de antaño en la isla de Tenerife.
No nos olvidamos del carnaval. Y aunque los hay en todos los lugares del mundo, no en todos los lugares encontramos la mascarita. O lo que es lo mismo, la mazurca gomera.
¿El baile del vivo? No lo se bailar, que si lo supiera, ya estuviera ya. Arriba arriba flor de las flores, que yo me muero por tus amores. Tu lagartija, yo perenquén. Si tu estás gorda, yo estoy también.
Del salto al baile nos da un aire. Así llegamos a los lamentos con unas malagueñas, que si bien son tradicionales en Andalucía, provienen de los antiguos fandangos de los más profundos estilos del flamenco.
Y como no terminar con una de las danzas más espectaculares de las Islas, y que son convidadas en las romerías de Canarias como las más esperadas por sus asistentes y peregrinos. Con unas características únicas, desde la indumentaria de los bailarines hasta la música, basada en un ritmo ternario que acoge una melodía variable, según el toque, interpretada por el «pito» (flauta) y contrapunteada por los grandes tambores y las «chácaras» (castañuelas) de los bailarines. Estamos hablando de: el baile de la Vírgen de la isla de El Hierro.
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